Foto tomada en Zoo Aquarium de Madrid
Taxonomía
- Clase Mammalia
- Superorden Cetartiodactyla
- Orden Artiodactyla
- Suborden Ruminantia
- Infraorden Pecora
- Familia Cervidae
- Subfamilia Cervinae
- Género Elaphurus
Nombres en otros idiomas
- Inglés: Père David's Deer
- Chino: Milú, Sse-pu-hsiang (Ciervo de las cuatros disparidades)
Distribución y hábitat
Extinto en la naturaleza, pero reintroducido en los Nanyuang Royal Hunting Garden en el sur de Pekín. Originalmente se encontraba en zonas húmedas.
Historia de la especie
En 1865, el naturalista francés Armand David (al que también se le atribuye el descubrimiento del primer panda gigante), misionero francés que en aquel momento viajó por todo China y que realizó un exhaustivo estudio de la zoología china, al llegar a Pekín la capital del Celeste Imperio, el buen misionero oyó contar historias sobre una gran colección de animales en el gran parque imperial de Na-Hai-Tzu, vetado completamente a los ojos vulgares y mucho más a los extranjeros, que nunca podían contemplar nada de cuanto albergaba el jardín, rodeado de un alto muro y vigilado por feroces soldados mongoles, dispuestos a asesinar a cualquiera que se acerque.
Imagen de Armand David
Pese a todo, el riesgo no amedrentó al misionero, que se emprendió al camino, y tras sobornar a los soldados mongoles, se encaramó por las paredes y echó un vistazo al interior del parque, donde entre otros animales pudo ver una manada de ciervos, nunca antes vista por el hombre occidental, y que era con toda seguridad una especie nueva para la ciencia.
Al volver a Pekín, preguntó a sus conocidos si sabían de un gran rebaño de estos ciervos en el jardín, los cuales se lo confirmaron, pero advirtiéndole que la muerte de uno sólo de esos animales se condenaba con la muerte. Pese a todo, el misionero siguió persistiendo en el modo de conseguir ejemplares, hasta que descubrió que los guardianes mongoles, de vez en cuando mataban algún ciervo para comérselo, destruyendo la piel y conservando la cornamenta para venderla. Finalmente, al encontrar a algunos guardianes sobornables en enero de 1866, el valiente misionero envió dos pieles del llamado en China Sse-pu-shiang.
Algún tiempo después, la Legación francesa de Pekín recibió como regalo del ministro imperial Hen Tchi, dos de aquellos ciervos que fueron enviados a París, pero que aunque no sobrevivieron al largo viaje, sus restos fueron conservados en la capital, y la especie fue descrita por el naturalista H. Milne-Edwards, describiendo la nueva especie como Elaphurus davidianus, en honor al sacerdote.
La noticia de una nueva especie de ciervo descubierta fue un gran bombazo en la sociedad científica, y la mayoría de gobiernos europeos quisieron conseguir más ejemplares del rarísimo ciervo milu (que era como se le conocía comúnmente en China, en vez de Sse-Pu-hsiang), encargando al gobierno de Pekín ejemplares vivos
En 1869 dos ejemplares fueron llevados a la Real Sociedad Zoológica de Londres, adquiriendo en 1883 otras dos parejas. A Berlín llegó otro ejemplar, y don Herbrand Russell, el decimoprimero duque de Berford, hizo todo lo posible por adquirir el mayor número posible de estos ciervos en su parque de Woburn Abbey. Más adelante se vería que gracias a el, la especie sigue viva.
Herbrand Russell, 11th Duke of Bedford
Al poco tiempo, para la especie la situación fue nefasta en China para el Milú. En 1895, el río Hyn Hoo se desbordó, provocando la pérdida de los cultivos, la muerte de mucha gente y que se derrumbara parte del muro del jardín imperial, provocando la huida de muchos ciervos, que fueron cazados y devorados por una hambrienta y pobre población, reducida por el hambre y la miseria. Finalmente 5 años después, con la revolución de los boxers, al igual que muchos otros monumentos chinos, el jardin del Celeste Imperio fue arrasado, y todos los ciervos muertos y asados, salvo una hembra que vivió hasta 1920 en el zoo de Pekín.
Los naturalistas occidentales al enterarse la noticia de la destrucción del jardín, comenzaron una serie de búsquedas por toda China de estos ciervos, pero al no encontrar ni un solo ejemplar vivo determinaron que toda la población estaba extinta en la naturaleza, y la única población viable la que se encontraba en los parques zoológicos. Fue entonces cuando el duque de Bedford reunió a todos los ciervos vivos disponibles en colecciones europeas en su finca y comenzó a criarlos. Poco a poco la manada creció hasta alcanzar casi 250 ejemplares en 1949. Por ello, para evitar que alguna enfermedad acabara con la manada, ejemplares de estos ciervos fueron enviados a otros parques zoológicos, empezando con el zoo de Whipsnade (perteneciente a la London Zoological Society), pero distribuyéndose posteriormente a otros parques zoológicos.
Hoy día el Père David esta a salvo, y podemos encontrarlo en muchos parques zoológicos de todo el mundo, y actualmente se está planteando reintroducirlo en su patria natal.
Grado de amenaza
Extinto en la naturaleza, pero con una población estable en cautividad en zoos y colecciones privadas de todo el mundo.
Referencias
Durrell, Gerald - Un zoológico en mi azotea
http://www.iucnredlist.org/details/7121/0
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